En Elizondo aparece muerta una niña en circunstancias sospechosas.La pequeña parece haber muerto de muerte súbita del lactante, pero hay cosas que llaman la atención de los inspectores, como las marcas rojizas en el rostro de la niña, propias de la asfixia, y el convencimiento de la abuela de que el padre de la niña tiene algo que ver. Las sospechas se confirman cuando el padre intenta llevarse el cadáver del bebé.
Entonces, Amaia y su equipo se encuentran con el caso más peliagudo de sus vidas, un caso que se remonta a décadas atrás, que dejará un rastro a lo largo del río Baztán y que explicará todos los sucesos que han ido ocurriendo en el Valle.
Por fin llega el esperado desenlace de la trilogía. No engancha tanto como las otras dos partes, y el final es bastante predecible, cosa que no ocurría con los otros dos libros. Sigue siendo un libro bastante ameno de leer, aunque esperaba mucho más del final.
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